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Paisajes rurales

Por Silvia Pellegrini

Para un pintor, como para un musico y todos aquellos que poseen la posibilidad de la creación artística, lo importante no es el tema, sino saber qué hacer con él. 
Es evidente que Marcela Pittner ha encontrado en sus raíces espirituales la materia metafísica con que elabora sus obras.
Evidencia de un profundo conocimiento del cuerpo humano es la agudeza con que traza sus líneas, esquematizando los contornos y logrando así una concepción de sus trabajos, la profundización temática que trasmite con el armonioso despliegue
dibujístico. La consciente, lírica y actual imagen Marcela Pittner denota obsesión por las líneas depuradas y sensuales.
“Julia” (óleo), desnudo femenino, es prueba de su vívida concepción figurativa, en un tema de auténtica permanencia.
La artista trabaja con modelo vivo, lo que nos sugiere que la formación plástica corresponde a una sana vertiente clásica como apoyatura, ya que esta obra presenta criterios contemporáneos.
Gama de colores cálidos en la figura y un logrado fondo que soporta la imagen, formulado a través de incontables transparencias, veladuras seductoras y misteriosas, como las casi invisibles gotas de agua que recorren la figura, componen la obra de corte intimista.
Marcela Pittner pinta otros motivos. Los elementos compositivos, casi “naturaleza muerta “, pueden ser vasos, jarras botellas, “¿Tomás un cognac? (óleo). Estos tienen un tratamiento casi híper que nos muestra la ductilidad de la artista.
La obra es exuberante en el tratamiento de la luz, la preciosa línea en los contornos, la intelectual correspondencia luz-color-forma.
Elaborados fondos no solo sirven a la estudiada resolución de la obra, sino que crean una atmósfera de estudiados conocimientos compositivos.
Podemos afirmar que Marcela Pittner posee una inagotable capacidad creativa y sabe expresarla con total libertad.